Facultad de Economía

Opinión Divergencia
16 de abril de 2021

Lo que será de la lucha moderna de clases

En Colombia se siguen bombardeando al pueblo con las propuestas de reforma tributaria, recientemente el Ministerio de Hacienda  fue a radicar la Ley Solidaridad Sostenible (Cigüenza, 2021). La cual no es “solidaria” porque pretende recaudar $26,1 billones en gran parte a través de impuestos regresivos. ¡Hombre! Solidaridad sería que propicia el interés común, planteando una reforma progresiva que nos unifique como país y apacigüe el conflicto entre clases, y de eso es lo que voy a escribir aquí: la prospectiva nacional de esa lucha que se prevé desde Marx y Engels. 

Primero, como lo señala Marx y Engels (1848) la globalización ha abierto las puertas para que la burguesía pueda acumular más riqueza al explotar el mercado internacional. El derrumbe de empresas nacionales por internacionales ha sido un hecho preocupante y de competencia injusta, pues en muchos casos, como el colombiano, los agricultores nacionales no tienen como hacerle competencia a los de Estados Unidos, esto porque en el ámbito  de la agricultura, los estadounidenses tienen ventaja, principalmente por subsidios a la producción.

Lo anterior ha desembocado en la consolidación de una élite internacional con una cantidad enorme de poder; como principal  ejemplo de ello tenemos al fundador de Facebook, quien influyó en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. También se encuentra Google como un gigante tecnológico que ostenta un poder capaz de frenar bastantes plataformas y grandes bases de datos con información.

¿Cómo puede el Estado controlar bien a esta élite de elites? Sin duda alguna, con un régimen impositivo que distribuya el ingreso de los grandes ricos. Sin embargo, no resulta para nada fácil puesto que en muchos casos esta burguesía se ha arraigado profundamente en el poder político.

En la realidad de la expansión tecnológica tampoco se vislumbra un panorama alentador, por un lado, la tecnología ayuda a cerrar brechas de accesibilidad, pero por otro, y en especial en los mercados de aplicaciones, se ha usado para reducir beneficios laborales.

Añadiendo a lo anterior, aún hace falta regular correctamente los mercados de aplicaciones que cada vez son más numerosos y complejos. No obstante, es necesario y vital que la norma evite a empresas como Rappi dejar sin seguridad social a sus rappitenderos, quedando casi en su totalidad el valor agregado del servicio de domicilio por venta, en manos de los accionistas. Donde el obrero (rappitendero) queda con un pedazo ínfimo del valor agregado en comparación con el burgués, pero con un panorama más alarmante, porque no tiene a quien reclamar.

El burgués cada vez concentra más poder al acumular tecnología, y en tanto, le quita poder de negociación al trabajador ya que este cada vez se vuelve más reemplazable. Las inteligencias artificiales son el arma más poderosa de la burguesía y poco a poco arrebatará a los obreros todo trabajo y consigo toda queja.

En este orden de ideas, se ha agrandado la brecha de poder entre clases, lo cual se suma a los grandes problemas de desigualdad que la pandemia ha potenciado. Es indudable que en un futuro desembocaremos en un punto de quiebre y de no retorno. Recordemos que pocos meses antes de la cuarentena había una gran agitación social en Colombia desde el Paro Nacional, a pesar de que se esté en  un momento de relativa calma, no significa que ya hayamos saldado las angustias de aquellos días..

Factores como la pandemia, el incremento de violencia doméstica, de desempleo, de ausencia de escolaridad, entre otros, elevará la intensidad del conflicto de clases. En lo corrido del siglo XXI la figura de obrero parecerá más vulnerable que nunca antes, cuando se le arrebate en casi su totalidad el trabajo, habremos llegado a un punto álgido ¿De dónde sacarán los ingresos para solventar sus necesidades básicas? 

Finalmente, la desigualdad no es un problema pasajero, resulta tan pertinente y estructural como para llevarnos a un Estado de naturaleza. Quedan muchos puntos a resolver, pero mínimo deberíamos estar trabajando propuestas tributarias progresivas y la mejora de las condiciones laborales que no solo implica el teletrabajo.

 

Autora: Xara Lucía Chamorro

Facultad de Economía

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