Facultad de Economía

Expresión Divergencia
23 de octubre de 2020

El vidrioso florecer

¿Esencia de vida? Órganos infinitesimalmente pequeños, organismos moviéndose, sucumbiendo, allí. Justo en lo más dentro de nosotros… ¿Esencia?…. ¿Vida? Incluso pareciese ser otra “cosa”, algo más como, percepciones, sueños, y todo aquello que estremece, es ameno al espíritu y desprende una sola prueba intangible, la memoria.

Casualidad de vida y florecer marchito del presente que se deshace justo en el apogeo del litigio y esplendor, el constante y actualizado momento de viveza del que solo quedan recuerdos en la ignominia mental, fragmentos que aproximan la única historia del ser ¿Puede acaso existir una mejor forma de almacenamiento en el cerebro si no lo son las emociones? Tenga cabida juzgar que dentro de nuestra poca capacidad de guardado ¡Al cerebro solo le importa el resultado! “Felicidad, depresión, impotencia” y en base a ello categoriza la memoria, recordamos las emociones más fuertes de nuestra historia subjetiva de una manera más fácil mientras que para las emociones más débiles y momentos de monotonía resulta más riguroso el proceso de recuerdo ¿Cómo se determina qué es felicidad o qué es entendido por tristeza? ¿Es el entorno quien define las emociones del ser? de ser así ¿Qué tanta independencia emocional puede poseer el individuo y salvaguardar su sensibilidad al exterior?

Aunque algunos encuentran salvamento emocional dentro de estas cuatro paredes, otros vivimos en una muerte tormentosa en la que la dependencia de nuestra memoria por las emociones la limita, no es por criticar los métodos educativos virtuales, es simplemente resaltar una cuestión de algoritmos ortodoxos del ser humano, los cuales conciben el deseo del saber utilizando como insumo la emoción del entorno, no es sensibilidad extrema, ni tampoco pesimismo, constituye simplemente a que el espacio virtual no puede reemplazar las ventanas inspiradoras, la academia que emana de las pizarras plásticas, ni el susurro controversial de la clase, la virtualidad aún no inspira la emoción añosa del saber, no obstante ese no es el problema que trasluce este escrito, la cuestión es que ¡La vida misma ha llegado a parecer ausente! o acaso ¿Es virtual también? No estamos solos y no es momento para rendirse, pero ¡No me pidan tener esperanza! No cuando el mundo parece seguir acabándose de a pocos, no cuando al asomarse a la ventana led se aprecia una película de tragedia de escenas históricas como el piro cumulonimbo gigante sobre California, el “Ya por favor no más” del abogado colombiano que espero en paz descanse, la indiferencia de los líderes políticos por el cambio climático.

Ahora con una plausible envidia por todos aquellos que pueden salvaguardarse de la tragedia del mundo quisiera opacar mi propia sensibilidad hacía la tierra, tapar mi periódico de Internet y creer que no está relacionado con la Esencia de vida. No quiero pensar en esa humanidad indiferente y ausente de liderazgo, porque parece el tan temido efecto Einstein por el factor tecnológico… y resulta frustrante querer que el planeta sea más saludable, anhelar que esa película trágica fuese virtual, que fuesen arboles virtuales los que estaban quemándose y pensar que el ecosistema no está sucumbiendo, que no está mancillándose, que no se está desvaneciendo de a pocos la esencia de vida de la humanidad.

Autora: Xara Lucía Chamorro Aristizábal

Imagen tomada de: Pexels